Comentario
En más de un proyecto Léger colaboró con Robert Delaunay, otro heterodoxo del cubismo, cuya pintura, en cambio, siguió derroteros muy distintos. Lo mismo que otros artistas pseudocubistas, como podría ser el caso también de André Derain (1880-1954), Delaunay procedía de una escuela fauve que a la vez se inspiraba en Cézanne. Un importante distintivo de su pintura fue el mantenimiento de la función activa del color aun después de asumir los métodos cubistas de Picasso y Braque, que, para 1910, cuando los descubrió, ignoraban los valores cromáticos.Tras su serie de cuadros con el tema de la iglesia de St. Séverin, Delaunay desarrolló en 1910 una serie decididamente cubista sobre otro tema de arquitectura, La torre Eiffel. Combinó fragmentos de la emblemática torre de París y de edificios urbanos vistos con diversa perspectiva, de modo que trasponía la fragmentada visión de formas de mundos intimistas, propia del primer cubismo, a la imagen representativa de la ciudad. El propio Delaunay llamó período destructivo a esta época de su obra. Parece razonable, pues en todas las versiones se diría que la torre Eiffel, a ojos de este pintor, está en trance de desmoronarse. Realmente, la forma de abordar la yuxtaposición de perspectivas es simplemente efectista.Posteriormente disciplinó más sus trabajos de pintor y se interesó sobre todo por los desarrollos rítmicos en la imagen, tanto en el entreverado formal, como cromático. En sus cuadros de 1912 sobre Las torres de Laon, lo mismo que en sus Ventanas, se hace ver esta rectificación de su estilo. Es entonces cuando desarrolla unas teorías del color basadas en estudios sobre el contraste simultáneo de Chevreul y Seurat. A diferencia de la lectura impresionista de la ley del contraste simultáneo, la versión de Delaunay es expresionista: se trata del contraste entre colores yuxtapuestos, pero no con el fin de que desaparezcan al fundirse en la retina, sino de modo que se realcen en su independencia. Simultaneísmo es el nombre con el que bautizó sus tesis, que fueron, como su pintura, muy apreciadas entre los artistas alemanes del grupo muniqués El jinete azul.Apollinaire diferenció varias clases de cubismo: científico, físico, intuitivo y órfico. Precisamente acuñó el término pintura órfica para denominar el arte de Delaunay, igual que las obras de Picabia, Léger y Duchamp, que estuvieron en relación. Es probable que ni el propio Apollinaire supiera bien lo que quería expresar con este calificativo. El cubismo órfico ha pasado, de todos modos, a convertirse en un apartado específico de la pintura francesa de esta época, y se encarna típicamente en la pintura de R. Delaunay y en la de su mujer y acólita Sonia Delaunay.Los Delaunay condujeron la nueva pintura al ámbito de la abstracción, objetivo que nunca estuvo presente entre los primeros cubistas. Prácticamente desde 1912, con algunas de sus Ventanas y sus primeras formas circulares o ruedas de colores, Robert estaba dentro de la pintura sin argumento, abstracta, y sobre ella teorizó con éxito. "El color es forma y tema", diría. La entrada en la pintura no objetiva, de la que nunca fue un cultivador demasiado brillante, supuso un importante hito para la pintura contemporánea. El impacto que produjo su pintura fue muy superior a sus calidades. Fueron sobre todo Franz Marc, Paul Klee y W. Kandinsky, de El jinete azul, los autores que sacaron provecho por algún tiempo de las realizaciones de Delaunay. La influencia de este autor se hizo notar igualmente en manifestaciones periféricas, como el rayonismo ruso y la pintura norteamericana de un Patrick Bruce y un Morgan Russell. Pero también es cierto que los caminos hacia la abstracción fueron numerosos, y ni mucho menos se agotan en los tanteos de Delaunay.